En el extremo occidental del
valle de Tobalina, en el margen derecho del
río Gerea, que con su impresionante
cascada de casi 10 m de altura (y que, en tiempos de deshielo, llega a alcanzar los 100 m de anchura), le separa de
La Orden de Tobalina, en la
carretera que une Trespaderne con Bilbao por la Peña de Angulo y en terreno desigual, está situado
PEDROSA DE TOBALINA, a 32 km de Villarcayo y 83 de
Burgos.
Forman corona a su alrededor La Orden, Quintanilla-Montecabezas, Quintana-Entrepeñas,
Valujera, Villapanillo al otro lado de los
montes,
Arroyuelo y
Cadiñanos.
Encontramos su nombre escrito por primera vez en el año 1068 en el cartulario del
monasterio de
San Millán de la Cogolla y el Marqués de la Ensenada recoge en las respuestas generales de su célebre Catastro las declaraciones de sus pobladores en 1752 que afirmaron pertenecer al señorío del duque de Frías.
A mediados del siglo XIX, en 1848, sus habitantes sumaban 41, según consta en el Diccionario geográfico de Pascual Madoz. En línea con la inmensa mayoría de los
pueblos de la provincia, creció a lo largo de la segunda mitad del siglo hasta llegar a 132 personas en el año 1900. Descendió de modo notable en la dura primera mitad del siglo XX y presentaba en 1950 un censo de 98 habitantes. Y, a pesar del hecho incontestable de la emigración de la segunda mitad del siglo, su población ha crecido y habitan el lugar 107 personas en el
año 2000