Su
iglesia está dedicada a Santiago, Apóstol. Es de estilo barroco, de Felipe García y Pablo Estrada, en 1636. Tiene tres naves, de 200 m² y seis de altura. El
ábside es rectangular. La
portada es adintelada, bajo
pórtico cerrado, también con portada adintelada. Y la
torre es rectangular con
aleros moldurados, con dos cuerpos de huecos: los primeros cegados, y otros seis con dos
campanas y un campanillo.
La
pila es de copa, lisa con moldura y tiene el pie cilíndrico y base circular con acanalados. El
retablo mayor es neoclásico. En otro rococó está la
Virgen sedente con Niño – Nuestra Señora de Castro–,
gótica. Es la titular de la
ermita, situada entre las
ruinas de Clunia.
Sus libros parroquiales comienzan en el año 1585.
En sus tierras, sobre la loma, está la ciudad de Clunia Sulpicia. Estuvo habitada por arévacos, en la Edad de Hierro, de la que quedan alguna estela y un ara dedicada al dios celta Aiiragato.
Pero en el siglo primero se convirtió en colonia y capital del imperio
romano, llegando a tener 30.000 habitantes. Ocupaba una gran extensión de la que se han excavado muy pocas cosas. Se conserva el
teatro, dos templos: uno a Neptuno y otro a Júpiter, un ara dedicada a Fortuna,
mosaicos,
columnas, abundante
cerámica, monedas acuñadas aquí. Se ha descubierto el sistema de
aguas en el subterráneo, en la llamada “
cueva de Román”.
Hay también un vaso de vidrio paleocristiano con crismón, de la segunda mitad del siglo IV y una
hornacina avenerada visigótica (en el
museo de Clunia).
Todo ello en los yacimientos catalogados en sus tierras: cuatro
Romanos, uno posiblemente Paleolítico y otros dos más, posiblemente Romanos.