En tiempos de Alfonso XI, S.XIV, pasa a manos de la
Casa de Avellaneda y en 1417 pasa a ser de la dinastía de los Condes de Miranda, con don Pedro de Zúñiga. La
familia Zúñiga-Avellaneda se mantuvo vinculada a Peñaranda hasta el S. XVIII, que fueron los que la engrandecieron, haciéndola capital de un ducado.
El
pueblo tiene auténtico sabor castellano, declarado conjunto histórico-
artístico, conserva su aspecto
medieval, con restos de la antigua
muralla que rodeaba el pueblo, la
plaza de los condes
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