Allí donde la frontera, en imaginarios dientes de
sierra, separa las provincias de
Burgos y
Palencia, al suroeste de la provincia, en el margen izquierdo del
río Arlanza, en una
carretera que une Lerma con la de Burgos a
Valladolid, en terreno desigual, se encuentra situado
PERAL DE ARLANZA,
a 30 km de Lerma y 50 de Burgos.
Los límites de la provincia de Palencia, con su cercana
Palenzuela, lo rodean por tres de sus cuatro costados y lo acompañan Hontoria de Río Franco,
las granjas de Retortillo y Pinilla y, tras los
montes,
Valles de Palenzuela.
El 1 de julio de 1048 aparece ya su nombre escrito en el cartulario del
monasterio de
San Pedro de Arlanza y, según declaración de sus pobladores en
las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752, era lugar de realengo, es decir, gozaba de la protección del rey, al que
pagaban tributos.
Según Pascual Madoz en su Diccionario geográfico, contaba con 202 habitantes en el año 1848. En línea con la inmensa mayoría de los
pueblos de la
provincia, creció a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX hasta llegar a 409 personas en el año 1900. Siguió creciendo en la dura primera mitad del siglo XX y presentaba en 1950 un censo de 600 habitantes. La dolorosa circunstancia de la emigración de la segunda mitad del siglo ha hecho que lo
termine con 196 personas en el año 2000