La visita al
mirador del Ebro es también otro de los objetivos que el viajero no debe perderse. Presenta restos góticos,
señal de la presencia señorial en sus épocas de esplendor. Sin embargo, es una típica
iglesia del
románico con una
espadaña que alberga tres
campanas. Llama la atención su sencillez exterior. En su interior están los restos de uno de sus personajes más ilustres: Don Pedro Merino. Por encima de todo ello, destaca su
retablo barroco añadido en años posteriores.