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Arco y altar, POZA DE LA SAL

Asomado, como desde un balcón, a la Bureba, en el extremo occidental de la misma, al pie de una pronunciada altura dominada por un viejo castillo, en el cruce de carreteras de la que llega directamente de Burgos con la que, partiendo en Cornudilla de la Logroño-Santander, asciende al páramo en busca de Villadiego, después de atravesar varias otras carreteras, en terreno desigual y cargado de historia, está situado POZA DE LA SAL, a 25 km de Briviesca y 50 de Burgos.
Siente el calor y la compañía de Lences, Llano de Bureba, Hermosilla, Cornudilla, Salas de Bureba, Padrones de Bureba y Castil de Lences, que al mismo tiempo gozan de su influencia.
Hay en sus tierras restos de la Edad de Hierro, en la ciudad autrigona de Salionca, más tarde rehabilitada por los romanos, pero su nombre no aparece escrito hasta el 1 de diciembre de 965: “tras Castellum Poza”, en la documentación del monasterio de San Pedro de Cardeña. Tuvo gran importancia en la EdadMedia; de ahí su castillo y los restos; y sus pobladores declararon en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752 que pertenecían al señorío del conde de Altamira.
Figura con 2006 habitantes en el año 1848 en el Diccionario geográfico de Pascual Madoz. Al revés que la inmensa mayoría de los pueblos de la provincia, disminuyó su población a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y presentaba en 1900 un censo de 1952 personas. Siguió bajando, y de modo alarmante, en la dura primera mitad del siglo XX hasta llegar a tener 1318 habitantes en el año 1950. Y, sin perder su importancia, no ha podido resistir los ataques de la inexorable emigración de la segunda mitad del siglo, que lo han dejado reducido a 290 habitantes en el año 20003