En las cercanías del
pueblo burgalés de
Presillas de Bricia, en una
roca elevada, casi aislada, a modo de
castillo, se ha tallado en la blanda arenisca una
iglesia, llamada de
San Miguel, y un baptisterio, llamado la
Cueva de la Vieja.
La iglesia de San Miguel, orientada al oeste, es un habitáculo religioso de grandes proporciones. Como caso poco común, tiene dos pisos: el inferior consta de tres naves, cada una de ellas concluida en un
ábside con su
altar también tallado en la roca y un hueco en la pared para, suponemos, colocar imágenes religiosas y reliquias. La separación de las naves se hace por pilastras que voltean
arcos de medio punto un tanto peraltados.
Por una
escalera tallada en la
piedra, junto al ábside, se sube al segundo piso, donde existen unas tribunas y donde se hallaron
cerámicas de los siglos VIII-X.
Acceso a la segunda planta del eremitorio de Presillas de BriciaAcceso a la segunda planta del eremitorio de Presillas de Bricia
Interior San Miguel de Presillas de BriciaInterior San Miguel de Presillas de Bricia
La Cueva de la Vieja
En la misma roca, pero independiente de la iglesia, se encuentra la Cueva de la Vieja, de planta cuadrangular, dispone de dos baptisterios excavados en el suelo.
Baptisterio en la Cueva de la Vieja de Presillas de BriciaBaptisterio en la Cueva de la Vieja de Presillas de Bricia
También existen en las inmediaciones celdas artificiales así como
cuevas naturales que pudieron albergar a los eremitas de esta zona.
La belleza, por otra parte, del lugar, hace indispensable la visita a la iglesia rupestre, obra cumbre del
arte altomedieval y, en concreto, del llamado arte de la repoblación.