Del primitivo
monasterio de
San Pedro de Tejada —fundado en el año 850 y que, con posterioridad, siglo XI, pasó a depender del cercano y poderoso monasterio de San Salvador de Oña— sólo ha llegado hasta nuestros días su
iglesia, edificada en el más puro estilo
románico.
Su estructura armónica y sólida responde a las características típicas del románico burgalés: una sola nave,
ábside semicircular y
torre de dos cuerpos sobre la
cúpula. Tanto en su
portada como en sus numerosas
ventanas,
capiteles y
canecillos se concentra una abundante y representativa
escultura.