QUEMADA
A una legua al oriente de Aranda, capital de la Ribera burgalesa, se alza la villa de Quemada. Este viejo nombre, ya citado en la documentación del Monasterio de La Vid, representa un enigma para el historiador: Su significación es clara, pues la palabra indica que “algo” fue incendiado, quemada, tan importante y grave que dio nombre a un pueblo. Ese “algo” pudo ser una casa, una iglesia, una res, una persona. Y las preguntas se suceden: ¿por qué y cuándo? Si la quemada fue la villa ¿cómo se llamaba antes de ser incendiada?.
Reflexionando sobre las cuestiones, el cronista elabora una hipótesis que ser váñida. La repoblación general de la orilla derecha del Duero comienza a operarse con la marcha de los tres condes castellanos (912), pero durante casi un siglo, la vida fue aleatoria y difícil en la Ribera del Duero. Las marchas y contramarchas de moros y cristianos destruían con ferocidad la obra repobladora. Tenemos bien descrita la gran aceifa del califa Abderramán III, en 934, que asoló los campos, arrasó viñedos, árboles e incendió cuantas aldeas y poblamientos habían levantado los castellanos.
Quemada, llamada antes de otra manera, pudo ser una de esas villas, que al reconstruirse en la firme, unánime y permanente decisión de Castilla de no ceder al desaliento, se la llamó Quemada, de acuerdo con la evidencia que ante sí tenían los sufridos pobladores.
Puede parecer ingenio este aserto, pero la Filología y la Historia no ofrecen otros asideros, de momento.
Asentada la paz, Quemada organiza su vida dentro del Alfoz de Clunia y de la merindad de Santo Domingo de Silos. Con este nuevo nombre, la villa recuerda su andadura en los que las circunstancia permitía. El laboreo de su campo en la limitada especialidad del cereal, del vino y de la ganadería ovina. Vive los lances de la vida castellana, al lado de Aranda que, desde que posee el paso sobre el Duero, en el eje de la marcha de Castilla Vieja a Castilla Nueva, crece en poder político y económico.
La situación jurídica de la villa ha conocido algunas variantes. Por ejemplo, en el siglo XIV, quemada era solariego de los Martínez Leiva y en el XVI aparece con régimen señorial. Como es obvio en los tiempos modernos ha girado en la órbita del partido de Aranda.
A una legua al oriente de Aranda, capital de la Ribera burgalesa, se alza la villa de Quemada. Este viejo nombre, ya citado en la documentación del Monasterio de La Vid, representa un enigma para el historiador: Su significación es clara, pues la palabra indica que “algo” fue incendiado, quemada, tan importante y grave que dio nombre a un pueblo. Ese “algo” pudo ser una casa, una iglesia, una res, una persona. Y las preguntas se suceden: ¿por qué y cuándo? Si la quemada fue la villa ¿cómo se llamaba antes de ser incendiada?.
Reflexionando sobre las cuestiones, el cronista elabora una hipótesis que ser váñida. La repoblación general de la orilla derecha del Duero comienza a operarse con la marcha de los tres condes castellanos (912), pero durante casi un siglo, la vida fue aleatoria y difícil en la Ribera del Duero. Las marchas y contramarchas de moros y cristianos destruían con ferocidad la obra repobladora. Tenemos bien descrita la gran aceifa del califa Abderramán III, en 934, que asoló los campos, arrasó viñedos, árboles e incendió cuantas aldeas y poblamientos habían levantado los castellanos.
Quemada, llamada antes de otra manera, pudo ser una de esas villas, que al reconstruirse en la firme, unánime y permanente decisión de Castilla de no ceder al desaliento, se la llamó Quemada, de acuerdo con la evidencia que ante sí tenían los sufridos pobladores.
Puede parecer ingenio este aserto, pero la Filología y la Historia no ofrecen otros asideros, de momento.
Asentada la paz, Quemada organiza su vida dentro del Alfoz de Clunia y de la merindad de Santo Domingo de Silos. Con este nuevo nombre, la villa recuerda su andadura en los que las circunstancia permitía. El laboreo de su campo en la limitada especialidad del cereal, del vino y de la ganadería ovina. Vive los lances de la vida castellana, al lado de Aranda que, desde que posee el paso sobre el Duero, en el eje de la marcha de Castilla Vieja a Castilla Nueva, crece en poder político y económico.
La situación jurídica de la villa ha conocido algunas variantes. Por ejemplo, en el siglo XIV, quemada era solariego de los Martínez Leiva y en el XVI aparece con régimen señorial. Como es obvio en los tiempos modernos ha girado en la órbita del partido de Aranda.