Torre de los Salazar, QUINTANA MARTIN GALINDEZ

por Pedro Lozano Huerta
Consta de una torre propiamente dicha y de un palacio adosado que alcanza los dos tercios de aquélla. La adaptación a la roca ha hecho que su plano no resulte del todo regular. Data del siglo XV y los materiales constructivos son variados, las esquinas y los vanos de buena sillería, el resto de mampostería.

En el lado Sur, que es muy, abrupto y, por consi­guiente, fácil de defender, se abre la puerta de ingreso al palacio. Tiene 1,80 metros de anchura, buen dovelaje con alguna moldura en el intradós y está flanqueada por saeteras. En el lienzo opuesto hay un portillo coronado de arco mixtilíneo. Por un patín se sube al piso superior. Las habitaciones están separadas por paredes de barro con entramado de ramaje. Aunque en los alrededores abunda la piedra posiblemente se empleó este sistema por ser más barato y ligero.

A través de una puerta muy pequeña, sobre la que hay un balcón, se pasa a la torre. Es aproximadamente el doble de larga (en sentido Norte-Sur) que ancha. Mide 12,85 por 7,25 metros de lado y 0,80 de espesor. El te­jado es a cuatro aguas. De forma completamente asimétrica se abren en los lienzos del edificio varios ventanillos de arquillo apunta­do, tallados en un solo bloque de piedra. En el para­mento Sur de la torre destaca un buen ajimez.

Menu­dean las saeteras, con arco interior mixtilíneo, repartidas por todos los lados sin ningún orden. Tanto las esquinas como los vanos están encuadrados por buena sillería. El resto de la construcción es de mampostería. En lo alto de algún paramento se aprecian entramados de madera y hasta un material tan pobre como es el adobe.