Helianthus annuus, llamado comúnmente
girasol, calom, jáquima, maravilla, mirasol, tlapololote, maíz de teja, acahual3 (del náhuatl atl,
agua y cahualli, dejado, abandonado) o
flor de
escudo (del náhuatl chimali, escudo y xochitl, flor), es una planta herbácea anual de la
familia de las asteráceas originaria de Centro y Norteamérica y cultivada como alimenticia, oleaginosa y
ornamental en todo el mundo.
El girasol es nativo del continente americano, más precisamente de Norteamérica y Centroamérica. Su cultivo se remonta al año 1000 a. C., pero existen datos5 que indican que el girasol fue domesticado primero en
México alrededor de 2600 años a. C. En muchas culturas amerindias, el girasol fue utilizado como un símbolo que representaba a la deidad del sol, principalmente los aztecas y otomíes en México, y los incas en el
Perú.
Francisco Pizarro lo encontró en Tahuantinsuyo (Perú,
Bolivia,
Ecuador), donde los nativos veneraban una imagen de girasol como símbolo de su dios solar.
Los españoles llevaron figuras de oro de esta flor, así como semillas, a Europa a comienzos del siglo XVI, 67 y desde allí se extendió a prácticamente todo el mundo, 5donde hoy es cultivado intensivamente en numerosos países, con fines alimenticios —a partir de sus
frutos— y ornamentales.
Junto a la
carretera nacional I, “
Madrid-Irún”, pasado
Burgos y antes de subir el Alto de la Brújula, al pie de una leve colina con
exposición al este y en terreno desigual, está situado
QUINTANAPALLA, a 15 km de Burgos. Lo acompañan, formando corona a su alrededor,
Olmos de Atapuerca,
Fresno de Rodilla,
Riocerezo y
Hurones en la distancia y
Rubena. Es en la documentación del
monasterio de
San Salvador de Oña donde aparece escrito su nombre por primera vez el 11 marzo de 1107. Según declaraciones de sus pobladores en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752, pertenecía al señorío del marqués de Quintana de las
Torres.
Según Pascual Madoz en su Diccionario geográfico habitaban el lugar 176 personas en el año 1848. Aprovechando la bonanza poblacional de la segunda mitad del siglo XIX, creció, como la inmensa mayoría de los
pueblos de la provincia, y presentaba en 1900 un censo de 407 personas. Descendió su número en la dura primera mitad del siglo XX y contaba con 342 habitantes en el año 1950. Y ha hecho estragos en él la persistente emigración de la segunda mitad del siglo dejándolo reducido a 30 personas en el año 2000