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A las afueras del pueblo entre los chopos, QUINTANARRAYA

Casi al límite con la provincia de Soria, en el sureste de la provincia, a orillas del río Espeja, afluente del Arandilla, un poco apartado de la carretera que une Salas de los Infantes con Aranda de Duero por Huerta de Rey y Peñaranda de Duero, en una carretera que luego se adentra en tierras sorianas, en terreno llano, está situado QUINTANARRAYA, a 32 km de Salas de los Infantes y 87 de Burgos.
Están situados a su alrededor Hinojar del Rey, el límite con la provincia de Soria, Huerta de Rey, Arauzo de Salce, Peñalba de Castro con sus ruinas de Clunia.
En el siglo XI ya aparece su nombre escrito, primero en la documentación del monasterio de San Pedro de Arlanza el 1 de julio de 1048, como “Quintanar de Anaya” y más tarde el 16 julio de 1078 en la documentación del monasterio de Santo Domingo de Silos. Sus pobladores declararon en 1752 en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada, que pertenecían únicamente al rey; era, pues, lugar de realengo.
Contaba con 168 habitantes en el año 1848, según estimación de Pascual Madoz en su Diccionario geográfico. Como claro exponente del rápido
crecimiento de la inmensa mayoría de los pueblos de la provincia en la segunda mitad del siglo XIX lo encontramos con 426 personas en el año 1900. Siguió creciendo aún más en la dura primera mitad del siglo XX y presentaba en 1950 un censo de
460 habitantes. Y, después de su salida de los insistentes embates de la emigración de la segunda mitad del siglo, lo termina con 120 personas en el año 2000.