Quintanilla Cabe Soto es un despoblado burgalés, perteneciente al municipio de
Quintanaélez, al abrigo de los vientos, al pie de la
sierra de Oña, en las estribaciones de los
Montes Obarenes, en el norte de la comarca de la Bureba.
En una zona densamente poblada durante la Edad de Hierro, es la población de
Soto de Bureba con su extraordinaria
iglesia románica quien indica el
camino hacia el nacimiento de Quintanilla Cabe Soto.
Su nombre aparece escrito por primera vez en el cartulario del
monasterio de
San Millán de la Cogolla en el año 1003 como “Quintaniella, sita inter Sotolengo et Navas”.
De su iglesia
gótica, dedicada a San Martín, obispo, sólo quedan
ruinas. Como muchas
iglesias la de Quintanilla Cabe Soto es una más de las que ha sufrido un expolio sistemático a lo largo de los años. No queda nada más que la estructura, prácticamente en ruinas, y restos de medio
coro.
Un
pueblo que dependía de casi todo de las poblaciones vecinas de Bustos y Quintanaélez. El gran éxodo de la población de los años cincuenta dejan sin
juventud este pueblo, ya que la mayoría emigra a las zonas industriales del
País Vasco.
En 1968 ya no quedaba nadie, excepto Donato el único habitante, quien vivió en el pueblo de manera solitaria durante diez años. Marchó a Briviesca donde permaneció por espacio de 19 años, y el
caserío quedó totalmente desierto.
Quintanilla Cabe Soto, tras casi 20 años de completo abandono vive hoy un segundo
amanecer, una población dedicada al ocio de fin de semana y temporadas de
verano.