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Ermita o basílica hispanovisigoda de Nuestra Señora de las Viñas, QUINTANILLA DE LAS VIÑAS

Interesantísimo templo visigótico del siglo VII, que ha llegado a nuestros días parcialmente mutilado. Del complejo eclesiástico inicial sólo queda hoy la cabecera de planta cuadrada y la nave del crucero, de ahí que el edificio actual tenga categoría de ermita. Ubicada en un descampado próximo a Quintanilla de las Viñas, el templo destaca por los hermosos relieves de su exterior, tallados con maestría y sencillez. Por sus muros desfila un repertorio de roleos de zarcillos de vid, racimos de uvas, palmetas, aves, gallináceas, pavos, rosáceas hexagonales, monogramas, gacelas, cuadrúpedos fantásticos, etc. En su interior, tallados en piedra bermeja, destacan los relieves de la clave del arco triunfal de herradura (un busto de Cristo) y los de los capiteles (que representan el sol y la luna rodeados de ángeles) sobre los que se asienta éste. Originalmente la ermita tuvo una planta basilical de tres naves y un pórtico a sus pies. La cabecera estaba compuesta por un ábside de planta cuadrada y un crucero que se prolongaba a los lados con dos habitaciones cuadrangulares, identificadas como el sacrarium, para guardar los objetos sagrados, y el baptisterium, lugar donde se celebraba el sacramento del bautismo.
La ermita de Santa María de Quintanilla de las Viñas, en el antiguo alfoz de Lara, en la provincia de Burgos, comunidad autónoma de Castilla y León (España), constituye uno de los mejores ejemplos de la arquitectura visigoda. El templo, aunque ya estudiado a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se puso en valor cuando el cronista de Burgos, Luciano Huidobro, le atribuyó un supuesto origen mozárabe en 1927. A instancias de este mismo erudito, fue declarada Monumento Nacional el 25 de noviembre de 1929 y restaurado.

Historia y descripción
Se supone, aunque sin unanimidad, que su construcción se llevó a cabo a finales del siglo VII o comienzos del VIII. Lo que hoy contemplamos no es sino una parte del templo primitivo integrada por la capilla mayor formando un ábside rectangular y el transepto. Faltaría, aunque se adivina su traza por lo ostensible de la cimentación, toda la nave central y las dos naves laterales de menor tamaño, así como sendas cámaras en ambos extremos de la nave de crucero. El conjunto respondería al esquema basilical, si bien con los añadidos de la nave transversal podría igualmente tenerse por una disposición en cruz latina.

Constructivamente, la fábrica está formada por grandes sillares, como es propio del estilo visigodo (more gothico), estilo al que también responde de forma prototípica el arco toral por el que se abre la capilla mayor al crucero. Es de herradura por su cara interior y de medio punto peraltado por la exterior o, dicho de otro modo, de herradura por el intradós y con caída vertical por el extradós en el peralte.

Hay evidencias, por los arranques que se conservan en sus esquinas, de que la capilla estuvo cubierta por una bóveda vaída adaptada a la planta cuadrada de este espacio. No está tan clara la forma en que se debieron cubrir originalmente las naves, el transepto y el crucero. Pudo ser mediante bóveda de cañón la nave central y el transepto, mientras que las naves laterales estarían cerradas por bóvedas de arista; pero también es aceptable que se techase todo con armaduras de madera como lo está ahora, aunque la actual cubierta es moderna.

El arco de triunfo bajo el que se accede a la capilla desde el crucero presenta sus dovelas decoradas con racimos, zarcillos y otros temas vegetales. Descarga sobre bloques de piedra de forma prismática que hacen las veces de capiteles. Ostentan sendos relieves con alegorías del sol y de la luna, ambas representadas por bustos humanos en el interior de un círculo sostenido por ángeles. Sobre la figura del sol aparece una inscripción que, con las inserciones aquí recogidas entre paréntesis, diría: «OC EXIGVVM EXIGVA OFF (ert) D (e) O FLAMMOLA VOTUM» y que podría traducirse por «La humilde Flammola ofrece este humilde obsequio». Por encima de la clave del arco hay un sillar saliente del muro que lleva labrada la figura de Cristo, mientras que existen otras dos piezas similares apeadas de su lugar de origen, actualmente depositadas en el interior de la iglesia.

Los lienzos exteriores de los muros abundan en elementos decorativos formando fajas horizontales de roleos, racimos, zarcillos, figuras de animales y motivos geométricos, todo ello inscrito normalmente en círculos tangentes. Este tipo de decoración es muy extraña y apenas existen ejemplos similares en templos cristianos.

En 2004 se produjo un importante robo en el templo de dos sillares con relieves. Fueron recuperados en 2019, en Londres