El acceso se realiza por un bonito
sendero siguiendo el curso del arroyo Tejero o Quintanilla; trayecto en el que se cruza un puentecito de factura
medieval.
Llegado al lugar nos encontramos con una surgencia de
color oscuro que mana desde varios puntos de la peña. Su turbidez y fuerza de caudal (Se estima en unos 200 l/s) ha hecho que hasta ahora no haya sido posible su exploración. No obstante los expertos tampoco prevén una distancia explorable demasiado larga.