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Casa tipica con su galeria y su balconcito, QUINTANILLA SOPEÑA

Primero se presentaron cerca de 60 firmas en contra de la nueva explotación material calizo de la peña de Corosuna en Quintanilla-Sopeña. Ahora es la Asociación de Amigos de Villasante la que rechaza este proyecto que ya cuenta con todas las autorizaciones de las administraciones. La capital de la Merindad de Montija se sitúa a un kilómetro al sur de Quintanilla-Sopeña y a menos de cinco kilómetros al norte de El Ribero, donde existe otra cantera, por lo que el colectivo califica a Villasante como «la localidad más perjudicada».

Amigos de Villasante considera que la nueva planta de Quintanilla-Sopeña «supone un grandísimo deterioro medioambiental y de calidad de vida y salud para las personas de la zona». Esta agrupación afirma que la cantera de El Ribero causa, en ocasiones, «problemas de ruido y polvo, que con la nueva planta se multiplicarían». En su opinión, la planta debería ser desechada y por contra, la Merindad de Montija «debería hacerse atractiva con proyectos para vivir, para descansar, para disfrutar de la vida, fomentando la creación de empresas no contaminantes y promocionando el turismo».

Frente a las críticas, el alcalde pedáneo de Quintanilla-Sopeña, Ricardo López Baranda, asegura que la nueva planta «funcionará, como mucho durante un mes al año, porque la empresa Rallasa sólo sacará material para sus propias obras y no para la venta a terceros». Además de este hecho, asegura que la nueva explotación no arrancará material de la peña, como sucede en El Ribero, sino que recogerá el que ya se ha desprendido.

Esta aseveración se confirma en la declaración de impacto ambiental del proyecto, que recibió el informe favorable de la Junta en febrero. En ella se detalla que «el proyecto consiste en la extracción de una masa de clastos desprendidos de la cornisa caliza aflorante en la parte superior y acumulados en zonas de menor pendiente… sin que sea necesario ningún arranque». Asimismo, aclara que «la única maquinaria necesaria en la explotación será una pala cargadora y los camiones que han de transportar el material extraído».

López Baranda mantiene que uno de los motivos que le llevaron a firmar el contrato de la cantera es que «Quintanilla-Sopeña no tiene ingresos de ningún tipo» y ahora conseguirá 1.500 euros anuales.

Caliza para 27 años más

En medio de las protestas por la nueva explotación de colubión calizo en Montija, la Junta de Castilla y León hizo público ayer un nuevo informe positivo «sólo a los efectos medioambientales», esta vez sobre la declaración de impacto ambiental del proyecto de explotación de caliza ornamental Ungo Nava-Vivanco, ubicado en el Valle de Mena a menos de 20 kilómetros de Quintanilla-Sopeña, en dirección a Vizcaya. La cantera que viene explotándose desde los años sesenta y renovó su permiso en 1987 ha recibido el visto bueno para que su actividad perdure, «27 años más» y de su entorno puedan ser extraídos «166.460 metros cúbicos de material», nada que ver con los 26.000 metros cúbicos fijados para la planta de Quintanilla-Sopeña.

La cantera de Montija se podrá ver desde la carretera Nacional 629 y la de Vivanco, desde la Comarcal 6318. En ambos casos, las empresas que se beneficiarán del material deberán respetar unas medidas correctoras. En Montija, una vez que concluya la explotación, Rallasa deberá plantar arbustos y árboles, mientras que en Vivanco, el terreno deberá acondicionarse también para su revegetación. Para que todas las medidas se cumplan, técnicos del Servicio Territorial de Medio Ambiente visitarán la explotación cada tres meses con el objeto de comprobar si se cumple lo indicado en la Declaración de Impacto Ambiental. De no ser así, «el órgano ambiental podrá determinar el cese de la actividad».