Una surgencia, un manantial, en mitad del
pueblo, al que se le llama el
Pozo del Infierno, ya da cuenta de que este pequeño pueblo escondido entre
montañas tiene algo especial. Está en
Quintanilla Valdebodres, una aldea de la Merindad de Sotoscueva, tan cerca de Ojo Guareña que parece incrustada entre los secretos de una de las
cuevas más grandes de Europa. A nadie se le escapa que el nombre de Pozo del Infierno es una metáfora, pero el lugar tiene su encanto y su misterio. Por eso, algunos dicen que Satanás tiene la entrada a su guarida allí.
El Pozo es un manantial, lo que en términos geológicos se conoce como surgencia, de más de cien metros de profundidad en su primer tramo y de los que apenas un 20 por ciento está explorado. En un segundo tramo, la cavidad llega a los 200 ó 250 metros.