Todo este admirable conjunto
artístico que es el atrio de esta
iglesia estuvo tapiado desde tiempo inmemorial (se ignora con que fin) hasta el año 1928 en que el Párroco contemporáneo de. Irineo A. Villalobos, asesorado por el insigne Arqueólogo Luciano Huidobro, se decidió, a derribar la pared de
piedra sillería que lo recubría y retirar escombros y malezas, quedando al descubierto toda la belleza de su
arte.