Las aves suplantan a lo divino en esta ciudad. En un ala de la
catedral permanece la jaula-gallinero renacentista con un gallo y una gallina vivos, creando algo parecido a una nueva religión en el peregrinaje: el avecentrismo. Antaño, los animales se retiraban de la
hornacina durante el
invierno, por causa del frío, pero en 1965 se adecuó el apartamento de las aves, con un cristal y una bombilla, para que recordasen el milagro durante todas las
estaciones del año