SOY TAN NUEVA QUE NO ME RECONOZCO
Una tarde de sábado,
en la paz del viento y mis cabellos al azar,
desperezando el aire.
He doblado el pensamiento,
tras la emoción de la aurora.
En el ritmo de las horas,
su quietud cabalística me induce
a transpolar mi sombra
fermentando el paso.
Soy la que soy ahora,
ardor y luna,
brisa y roca fragmentada
ciclo de algas y caracolas
elevando su bullir eléctrico hasta la saliva.
Mis ojos han traspasado los fotones
danza sin fin en la unidad de mi cuerpo con el todo.
Regreso a la luz que me germina.
Tal vez sea así la forma de cerrar el armario
olvidarme de los bigotes de la vecina,
de su andar clandestino y su boca manipuladora.
He de ver la paja en mi ojo,
el inmenso madero que he apilado al pie de la fogata
que habrá de regresar a su ceniza.
He creado aquello que atraviesa mi pensamiento,
aquello que me hería,
que me helaba el cuerpo
la desesperanza se ha ido,
pavesa instantánea en el punto de la tarde.
Soy tan nueva que no me reconozco,
la sonrisa se me ha volteado hacia dentro,
como un camino que se despliega,
un abrazo que envuelve,
un costado que alberga
venga lo que venga,
porque en la hoguera se ha producido el milagro.. ... (ver texto completo)
Una tarde de sábado,
en la paz del viento y mis cabellos al azar,
desperezando el aire.
He doblado el pensamiento,
tras la emoción de la aurora.
En el ritmo de las horas,
su quietud cabalística me induce
a transpolar mi sombra
fermentando el paso.
Soy la que soy ahora,
ardor y luna,
brisa y roca fragmentada
ciclo de algas y caracolas
elevando su bullir eléctrico hasta la saliva.
Mis ojos han traspasado los fotones
danza sin fin en la unidad de mi cuerpo con el todo.
Regreso a la luz que me germina.
Tal vez sea así la forma de cerrar el armario
olvidarme de los bigotes de la vecina,
de su andar clandestino y su boca manipuladora.
He de ver la paja en mi ojo,
el inmenso madero que he apilado al pie de la fogata
que habrá de regresar a su ceniza.
He creado aquello que atraviesa mi pensamiento,
aquello que me hería,
que me helaba el cuerpo
la desesperanza se ha ido,
pavesa instantánea en el punto de la tarde.
Soy tan nueva que no me reconozco,
la sonrisa se me ha volteado hacia dentro,
como un camino que se despliega,
un abrazo que envuelve,
un costado que alberga
venga lo que venga,
porque en la hoguera se ha producido el milagro.. ... (ver texto completo)