Actualizamos el navegador, queremos desinstalar el antiguo para que, por el motivo que sea, no replique la
información de nuestras pestañas, contraseñas o marcadores que utilizábamos, y así se lo indicamos al ordenador. Sin embargo, al instalar el nuevo navegador, toda la información del antiguo se replica en él, aunque no queramos. Y lo mismo sucede cuando decidimos reinstalar un programa que tiene algún elemento corrompido: lanzamos a la papelera la versión desinstalada, nos descargamos la versión
... (ver texto completo)