Este grupo ha llegado a identificar hasta 28 microRNAs capaces de escaparse de los mecanismos de la senescencia y, en consecuencia, mantener el potencial proliferativo celular y otorgar inmortalidad a la célula. "La característica más notable de este hallazgo es que los microRNAs específicos de células madre han sido capaces de evadir la senescencia con mayor efecto biológico que el resto de los microRNAs conocidos, por lo que han inducido así a esta inmortalización", ha explicado la doctora Matilde... En la actualidad, se conoce que más de un tercio de todos los genes de nuestro genoma se regulan mediante microRNAs, de forma que su estudio es más que obligado y todas las hipótesis apuntan a su papel clave en el proceso de inmortalidad de las células. En concreto, el trabajo del VHIR tiene el objetivo de caracterizar los microRNA terapéuticos para erradicar los procesos malignos. Para ello sus investigaciones están centradas preferentemente en la introducción de la senescencia prematura celular... El estudio, publicado en "Medicinal Research Reviews", indaga en el envejecimiento de las células y su inmortalidad. Parte para ello de la premisa de que la característica que hace que las células tumorales sean tan nocivas es precisamente esta capacidad de ser inmortales, ya que no envejecen ni se autoeliminan, contrariamente al comportamiento de las células sanas. Esta inmortalidad de las células cancerígenas hace que los tumores crezcan sin control y sean tan malignos, de modo que uno de los retos... Estas cadenas de material genético, llamadas microRNAs y de función casi desconocida, son capaces de regular la expresión de otros genes, por lo que la caracterización de estas cadenas abre una vía para erradicar los procesos malignos, ya que el bloqueo de su función podría inducir la senescencia -tendencia a envejecer- de las células tumorales, se explica en un comunicado. Pequeñas cadenas de material genético juegan un papel importante en la inmortalidad celular, por lo que actuar sobre ellas podría tener consecuencias en los avances de la lucha contra el cáncer, según el descubrimiento protagonizado por científicos de la Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR).