
Martes 5 de octubre de 2010
Flor
INICIO
Gal 1, 13-24: Reveló a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles
Salmo 138: Guíame, Señor, por el camino eterno.
Lc 10, 38-42: María escogió la mejor parte, y no se la quitarán
El evangelista Lucas nos presenta el alcance histórico del discipulado: el seguir a Jesús es abierto para hombres y mujeres. Este es uno de los sentidos profundos del texto que leemos hoy. En él se destaca la universalidad de la misión de Jesús. Es lógico que si miramos este pasaje fuera de su contexto podemos llegar a consideraciones anacrónicas, injustas y no evangélicas. Jesús está actuando radicalmente en contra todo legalismo destructor de la integralidad humana, se muestra en total libertad para deslegitimar tres normas cultuales de su tiempo: Jesús se encuentra solo con mujeres que no pertenecen a su familia; una mujer le muestra su hospitalidad; Jesús enseña a una mujer en su propia casa. Las actitudes contraculturales de Jesús están configurando las exigencias que implica seguirlo: formar una comunidad donde cada ser humano que la conforma, tenga su lugar y tarea; una comunidad creyente y creíble que ponga en práctica la solidaridad, la hospitalidad y el servicio que dignifique; una comunidad discipular con los oídos bien atentos a la escucha y al servicio de la palabra de Dios manifestada en la historia; una comunidad eclesial, que reconozca el discipulado activo de toda persona; en definitiva, un discipulado sin actitudes patriarcales, excluyentes, ni misóginas. Pero todavía hay más en el texto de hoy. Lucas hace de María un modelo de discípulo de Jesús en razón de la escucha de la palabra: éste es el objetivo central del texto, lo que Lucas quiere inculcar en sus lectores. La temática no es nueva. Ha aparecido ya en Lc. 6, 46-49, en Lc. 8,15 y 8,21. En estos textos se habla de escuchar y de poner en práctica lo escuchado. Hoy se insiste sólo en lo primero, en la escucha, a la que se califica de parte mejor y de la que no se puede prescindir si se quiere ser discípulo de Jesús.
Colaboración Servicio Bíblico Latinoamericano
Flor
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Gal 1, 13-24: Reveló a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles
Salmo 138: Guíame, Señor, por el camino eterno.
Lc 10, 38-42: María escogió la mejor parte, y no se la quitarán
El evangelista Lucas nos presenta el alcance histórico del discipulado: el seguir a Jesús es abierto para hombres y mujeres. Este es uno de los sentidos profundos del texto que leemos hoy. En él se destaca la universalidad de la misión de Jesús. Es lógico que si miramos este pasaje fuera de su contexto podemos llegar a consideraciones anacrónicas, injustas y no evangélicas. Jesús está actuando radicalmente en contra todo legalismo destructor de la integralidad humana, se muestra en total libertad para deslegitimar tres normas cultuales de su tiempo: Jesús se encuentra solo con mujeres que no pertenecen a su familia; una mujer le muestra su hospitalidad; Jesús enseña a una mujer en su propia casa. Las actitudes contraculturales de Jesús están configurando las exigencias que implica seguirlo: formar una comunidad donde cada ser humano que la conforma, tenga su lugar y tarea; una comunidad creyente y creíble que ponga en práctica la solidaridad, la hospitalidad y el servicio que dignifique; una comunidad discipular con los oídos bien atentos a la escucha y al servicio de la palabra de Dios manifestada en la historia; una comunidad eclesial, que reconozca el discipulado activo de toda persona; en definitiva, un discipulado sin actitudes patriarcales, excluyentes, ni misóginas. Pero todavía hay más en el texto de hoy. Lucas hace de María un modelo de discípulo de Jesús en razón de la escucha de la palabra: éste es el objetivo central del texto, lo que Lucas quiere inculcar en sus lectores. La temática no es nueva. Ha aparecido ya en Lc. 6, 46-49, en Lc. 8,15 y 8,21. En estos textos se habla de escuchar y de poner en práctica lo escuchado. Hoy se insiste sólo en lo primero, en la escucha, a la que se califica de parte mejor y de la que no se puede prescindir si se quiere ser discípulo de Jesús.
Colaboración Servicio Bíblico Latinoamericano