Miércoles 10 de noviembre de 2010
León Magno
INICIO
Tit 3, 1-7: Íbamos fuera de camino, pero según su propia misericordia nos ha salvado
Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta
Lc 17, 11-19: Ponte de pie y vete; tu fe te ha salvado
La acción misericordiosa de Dios concretizada en la misión de Jesús no se limita a un pueblo en particular, es un don para todos los que están dispuestos a acoger por la fe el mensaje liberador del Maestro. Jesús, de camino a Jerusalén, atraviesa Galilea y Samaria, lugares mal vistos por las autoridades judías y que representan a grupos excluidos por el sistema religioso del momento. En un pueblo de esa región es donde Jesús se encuentra con los diez leprosos, personas que por su enfermedad eran alejados de la comunidad, pues se creía que eran pecadores y por lo tanto no queridos por Dios; todos ellos quedan sanos, pero solo uno de ellos, un samaritano, vuelve agradecido a Jesús. Leprosos y samaritano nos indican el verdadero lugar en el que Dios actúa y el tipo de personas que acogen esa acción. El leproso samaritano fue consciente (v. 15) por la fe no sólo de su sanación, sino también de la presencia salvífica y misericordiosa de Dios en él, la cual lo reintegra a la comunidad y lo hace una persona digna, querida por el mismo Dios. ¿Somos conscientes de la acción misericordiosa que Dios realiza diariamente en nuestra vida y en nuestra comunidad?
León Magno
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Tit 3, 1-7: Íbamos fuera de camino, pero según su propia misericordia nos ha salvado
Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta
Lc 17, 11-19: Ponte de pie y vete; tu fe te ha salvado
La acción misericordiosa de Dios concretizada en la misión de Jesús no se limita a un pueblo en particular, es un don para todos los que están dispuestos a acoger por la fe el mensaje liberador del Maestro. Jesús, de camino a Jerusalén, atraviesa Galilea y Samaria, lugares mal vistos por las autoridades judías y que representan a grupos excluidos por el sistema religioso del momento. En un pueblo de esa región es donde Jesús se encuentra con los diez leprosos, personas que por su enfermedad eran alejados de la comunidad, pues se creía que eran pecadores y por lo tanto no queridos por Dios; todos ellos quedan sanos, pero solo uno de ellos, un samaritano, vuelve agradecido a Jesús. Leprosos y samaritano nos indican el verdadero lugar en el que Dios actúa y el tipo de personas que acogen esa acción. El leproso samaritano fue consciente (v. 15) por la fe no sólo de su sanación, sino también de la presencia salvífica y misericordiosa de Dios en él, la cual lo reintegra a la comunidad y lo hace una persona digna, querida por el mismo Dios. ¿Somos conscientes de la acción misericordiosa que Dios realiza diariamente en nuestra vida y en nuestra comunidad?