Magnífica
fachada con ladrillo viejo de adobe, pegado con argamasa;
las vigas de madera dura y resistente, que trababan toda la construcción, le dan a ésta gran consistencia. El remate es un
alero de madera bien labrada coronado por la teja árabe tradicional.
Una joya artística que creo que Rufino valorará debidamente, aparte del valor sentimental.
Me acuerdo mucho de ésta
casa y de las patadas del
caballo (o
yegua) blanco/a por la
noche, en la paredes, que inicialmente me asustaron un poco,
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