Recién llegados de Bilbao, y con la cara de pocos amigos propia de un "viaje-aventura" como los de aquella época, que finaliza con una fotografía a traición y con el sol cegador del medio día en nuestros ojos. Basilisa era siepre la primera en recibirnos y ya estaba organizando con diligencia nuestra entrada, que mujer más amable y trabajadora.
Ese hogar, siempre fue un balsamo de paz y tranquilidad...