HAY UN DIOS
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¡Hay un Dios! Le tributan homenaje
La encina secular en la altura,
El zumbador insecto en el follaje,
El cristalino arroyo que murmura;
En su tierno dulcísimo lenguaje,
Le canta el ruiseñor en la espesura;
En la gruta el león con su rugido,
Con su arrullo la tórtola en su nido.
¡Hay un Dios! Tierra y mar, y fuego y viento
Cantando van a un tiempo en su alabanza,
Revela en su hermosura el firmamento,
La tempestad su túrbida pujanza,
Su infinito saber el pensamiento,
Su bondad infinita la esperanza,
Al almo sol su brillo soberano,
Su basta inmensidad el Océano.
sólo el hombre infeliz erró el camino,
¡Ceguera incomprensible y lastimosa!
El más perfecto ser que al mundo vino,
De Dios la criatura más preciosa,
El soberano del Edén divino,
¡Aquel a quien su mano generosa
dio un fulgente destello de su ciencia!...
Ese sólo dudó de su existencia.
H. García de Quevedo
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¡Hay un Dios! Le tributan homenaje
La encina secular en la altura,
El zumbador insecto en el follaje,
El cristalino arroyo que murmura;
En su tierno dulcísimo lenguaje,
Le canta el ruiseñor en la espesura;
En la gruta el león con su rugido,
Con su arrullo la tórtola en su nido.
¡Hay un Dios! Tierra y mar, y fuego y viento
Cantando van a un tiempo en su alabanza,
Revela en su hermosura el firmamento,
La tempestad su túrbida pujanza,
Su infinito saber el pensamiento,
Su bondad infinita la esperanza,
Al almo sol su brillo soberano,
Su basta inmensidad el Océano.
sólo el hombre infeliz erró el camino,
¡Ceguera incomprensible y lastimosa!
El más perfecto ser que al mundo vino,
De Dios la criatura más preciosa,
El soberano del Edén divino,
¡Aquel a quien su mano generosa
dio un fulgente destello de su ciencia!...
Ese sólo dudó de su existencia.
H. García de Quevedo
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