Se me ha pasado la
fiesta de Santiago, donde de niño acudía a la
casa de la abuela, los pocos que quedáis, sabéis que eran unas
fiestas, que celebrabais con entusiasmo, al albur de que en todos los
pueblos era fiesta de guardar, (multaban por trabajar) ¡que tiempos!, acudía mucho personal. Recuerdo que el nerviosismo se apoderaba de la chabalerearía, nos dábamos mucha prisa para gastarnos las pocas pesetas, que unos por no tener, y otros por que no se lo daban, las bolsas andaba parejas, un chupa
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