El
monasterio de
Rioseco es un claro ejemplo del abandono en que se encuentran algunas de las
iglesias en el
Valle de
Manzanedo.
El desconocimiento de su valor histórico y cultural por parte de los vecinos del Valle, la nula disposición de anteriores gobiernos del Valle para con el turismo y la promoción de los recursos del Valle de Manzanedo, han hecho que poco a poco se hayan ido desplomando parte de las
ruinas de este cenobio. Seguramente, muchos de nosotros a los que nos gusta viajar y conocer lugares, habremos ido a ver peores ruinas que estas que aquí tenemos, pero seguró que no faltaba su referencia en la oficina de turismo más cercana,
carteles indicadores en las
carreteras así como en su acceso, etc... De todas formas, el interés de ciertas personas unidas por un mismo motivo, su pasión por el Monasterio de Rioseco, parece que está haciendo que recobremos la esperanza.
Ruinas del MonasterioAntes de establecerse en el Valle de Manzanedo, la comunidad estuvo en Quintanajuar, cerca de Cernegula, un lugar por cierto, al que ya no es posible acceder ya que es de titularidad privada su acceso, algo que ya conocemos por desgracia en este Valle de Manzanedo. Despues se estableció en
San Cipriano de Villamezquina, al este de la capital de
Burgos.
Muro
En un principio, los monjes ocuparon a principios del siglo XIII, una pequeña explanada a la izquierda, de la
carretera que asciende hasta
San Martin del Rojo, al norte de donde se encuentran las ruinas del Monasterio. En este lugar todavía podemos ver parte de los muros hasta donde llegaba el recinto cerrado del Monasterio de Rioseco. Allí permanecerían, hasta que en el año 1221, la comunidad compró a los Velasco un extenso solar donde ubicaron el nuevo Monasterio, hoy ruinoso.