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Monasterio de Santa María, RIOSECO

El Monasterio de Santa María de Rioseco se encuentra a orillas del río Ebro, en el escondido Valle de Manzanedo, en Las Merindades de Burgos (España), a las puertas del parque natural del alto Ebro y el río Rudrón, a 10km de Villarcayo, 72km de Burgos, 94km de Bilbao y 105km de Santander. En 2008 entró en la lista Roja de Patrimonio, pero gracias al trabajo del colectivo Salvemos Rioseco y a sus innumerables acciones por consolidarlo, en octubre de 2018 consigue salir de esta triste lista. En 2019 fue nombrado por la Junta de Castilla y León Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.
Historia Orígenes
Altar de la iglesia de Santa María de Rioseco tras la reforma efectuada en la Semana del Voluntariado en 2011
Policromía del interior de la iglesia de Santa María de Rioseco.
Escalera sin alma.
Parte del claustro del monasterio Santa María de Rioseco tras la semana del voluntariado de 2012.
El monasterio Santa María de Rioseco estuvo habitado durante siglos por monjes blancos de la Orden del Císter, llamados así por su indumentaria, por contraposición a los monjes cluniacenses, conocidos como monjes negros.
Pero no siempre estuvo ubicado donde hoy lo contemplamos. Su primer establecimiento fue en Quintanajuar, entre Cernégula y Masa. En 1135, el rey Alfonso VII el emperador entregó el monasterio de Quintanajuar al monje Cristóbal, sobre el que los estudiosos no se ponen de acuerdo en si; era ya un monje blanco.
El rey Alfonso VIII deseaba pacificar la frontera de Castilla con Navarra, por eso les ofrece donaciones a los monjes de Quintanajuar, si se trasladan a San Cipriano Montes de Oca en, lugar en el que se instalan en 1184. Pero en Montes de Oca no les gusta vivir, motivo por el que en los años siguientes fueron adquiriendo -bien mediante donaciones o mediante compras- terrenos en el Valle de Manzanedo. Por ello en 1204, los monjes se mudan a localidad de Rioseco, sin comunicárselo al Capítulo General de y con el desagrado del rey. Por esta decisión el abad fue destituido.
Pero no se ubicaron en su actual localización al ser el terreno propiedad de los Velasco, señores de Medina de Pomar, sino junto a un arroyo que nace en Fuente Humorera y vierte sus aguas en el Ebro.
Con la compra del terreno a los Velasco, la disculpa de una inundación que “destruyó” el monasterio primitivo y el beneplácito, esta vez, del Capítulo General, se trasladaron en 1236 definitivamente al que sería su último y definitivo emplazamiento