Concretamente en 1204 y sin autorización del Capítulo General de la Orden, la comunidad se traslada al
Valle de
Manzanedo, donde
vía donaciones y
compra de heredades, había adquirido una serie de terrenos. Sin embargo, el primer establecimiento en el propio valle de la comunidad religiosa no sería la definitiva ya que, en 1216, una inundación destruiría parcialmente el cenobio, quedando aún escasos restos de lo que fue la construcción primitiva bajo la denominación de
Santa María de Suso o de Parrales.