Las numerosas reformas de las que fue objeto el
Monasterio de
Rioseco, unido a su pésimo estado de conservación tras décadas de expolios y abandono, hace difícilmente reconocibles hoy en día buena parte de estas estancias, algunas de ellas arruinadas y desaparecidas por completo. El
claustro primitivo y contemporáneo a la
iglesia constaría de un solo piso; sin embargo, en el siglo XVII durante una de las etapas de pujanza económica del monasterio, fue mandado reedificar por completo con la finalidad de hacerlo más funcional y más acorde a las modas contemporáneas.