Entonces y obedeciendo al Plan Bernardino, el templo conservaba la cabecera recta -sin
retablos- y las
ventanas ojivales, ahora cegadas. La realidad virtual saltará al barroco siglo XVIII, cuando el
monasterio vivía uno de sus mejores momentos económicos y llenaba su
iglesia de retablos policromados, además de contar con
órgano y
púlpito. No falta la sillería del
coro de los monjes, antes ocupado por el de los conversos, en este trabajo en 3D, que ha sufragado la Consejería de Cultura y Turismo con 15.680 euros y ha realizado Experiencia Virtual.