Afortunados aquellos que han tenido la suerte de conocer a este entrañable
pueblo en todo su esplendor, con sus
fiestas al estilo de entonces con su orquesta haciéndose escuchar con el altavoz colgado de lo alto de la vara de un
carro, con su
procesión de la
Virgen del Rosario, con su
Iglesia en el alto llena de gente, (hombres a la izqda. mujeres a la dcha., sus eras con sus
trillos y
aperos y allá junto a un chopo caido, mi tío Germiniano y sus
amigos asando patatas al calor de la
hoguera. ¡Qué
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