Uno de los hitos que mejor han conservado el espíritu jacobeo de todo el
Camino de Santiago es este
monasterio que fue erigido por el
santo, a principios del siglo XII, para atender a los peregrinos que cruzaban los
Montes de Oca. Es famoso por el llamado Milagro de la Luz en el que todos los equinoccios de
primavera y
otoño, un rayo de sol poniente penetra por un
ventanal hastial e incide y recorre las escenas esculpidas en un bellísimo
capitel románico.