MILAGRO DE LA LUZ EN EL
CAMINO DE SANTIAGO.
Con pandemia o sin pandemia, el 21 de marzo y de septiembre a las 6 de la tarde como ocurre en todos los equinoccios de
primavera y
otoño, un rayo de sol penetrará en la
iglesia de
San Juan de Ortega iluminando un bello
capitel románico.
En la iglesia del
monasterio de San Juan de Ortega, en pleno Camino de Santiago, se produce todos los años un fenómeno al que es difícil situar en un contexto concreto. El prodigio coincide con los equinoccios de primavera y otoño —en torno al 20 de marzo y al 22 de septiembre respectivamente— y consiste en un rayo de sol poniente que penetra por un
ventanal hastial e incide y recorre, en una secuencia perfecta, las escenas esculpidas en un capitel situado en una de sus
capillas absidales.
Está claro que este singular acontecimiento, que apenas dura diez minutos, no se debe a una mera casualidad, sino que estaba perfectamente planificado por el maestro de obras que restauró el templo a finales del siglo XV. Por suerte sabemos que este genial artista era Simón de Colonia y que realizó las reformas de San Juan de Ortega por encargo de la reina Isabel la Católica, muy devota del
santo burgalés natural de Quintanaortuño.