Tiene su
iglesia dedicada a
San Juan Evangelista y es renacentista, de 1640, de tres naves, de 312 m² y seis de altura, en planta de
salón con
columnas y nervios desarrollados de
piedra con
aleros moldurados. Su
ábside es rectangular con una
capilla adosada. La
portada es renacentista, de
arco rebajado, con fustes,
capiteles, friso y
hornacina con imagen, bajo
pórtico abierto abovedado con gran arco de medio punto con impostas. Y la
torre es cuadrada con
imposta corrida y
alero moldurado, con cuatro huecos, dos
campanas y un campanillo.
La
pila es de copa lisa, sin base; y el
retablo mayor es barroco salomónico.
Hay un relieve de piedra con
escudo y ángeles. Y una sepultura en el suelo con leyenda.
Sus libros parroquiales comienzan en 1587.
Al norte en una altura a 800 m del
pueblo hay una
ermita dedicada a la
Virgen de la Vega, que, según Madoz, “fue la
parroquia de un antiguo poblado, que se llamaba Aldea de
Santa María, del que era anejo San Juan y en su iglesia estuvo enterrado don Juan Ruiz, que fue protonotario en el concilio de Trento, según lápida hallada. Se despobló en 1600 por una fuerte epidemia”.
En la
plaza hay un hermoso
rollo jurisdiccional fechado en 1791, año en el que el pueblo consiguió su libertad. Tiene un
capitel desproporcionado tal vez procedente de Clunia.
El 2 febrero 1865 nace fray Fortunato Sancho, agustino, profesor y director de
colegios. Escritor. Falleció en
Vadocondes.