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La torre de los Salinas, SAN LLORENTE

La torre de los Salinas se halla junto a la carretera. Por herencia recayó en Juana de Salinas que al casar con el señor de la Revilla la llevó al matrimonio. Los Salinas de San Llorente “eran tenidos por los más nobles della y de casa solariega”. “En todo este valle de Losa donde ay muchos y muy nobles hijosdalgo ninguno ay de más nombre que la dicha doña Juana de Salinas ni de más asentada nobleza, limpieza y calidad y tienen aquí capilla sus abuelos y padres muy honrada..” La verdad es que su hidalguía resultaba muy dudosa, pues, según Gar­cía de Salazar, “se fisieron de mercaderes e de omes co­munes”. A mediados del s. XVII los Velasco, que tenían en el pueblo hacienda de consideración, vendieron parte de ella así como la capilla, y posiblemente también la to­rre, a Juan de Sojo y Mardones.

La torre consiste en un paralelogramo de 14 por 10 metros de lado aproximadamente, con un grosor en los muros de 0,92 metros. A la puerta de ingreso, que se ha­llaba a la altura del primer piso, se ascendía por un pa­tín. Aún permanecen algunas ventanas originales en las que predomina el arco carpanel con molduras típicas de los primeros años del Renacimiento.

Por los lienzos se reparten algunas saeteras. Bajo el alero destacan una se­rie de vanos, entre los que hay lienzos defendidos por saeteras que recuerdan ligeramente a las almenas. La cu­bierta, como en casi todas las casas de la Montaña burga­lesa, es a cuatro aguas. La adaptación de la torre a las necesidades campesinas ha alterado grandemente su ex­terior, aunque conserva aún íntegra su estructura. Las esquinas son de sillería, pero el resto del edificio está construido de “losa”, material muy abundante en la zona y que da nombre a la región.

Los elementos descritos demuestran que es una torre­palacio levantada a comienzos del s. XIV por los antece­sores de los Salinas que llevaron los apellidos Salazar y Hurtado de Mendoza (o Sojo) si juzgamos por los restos de los escudos que aún permanecen.