En la ladera de esta peña, con impresionantes vistas a todo el
valle y a las
montañas nevadas, en 1207 se consagró por el obispo de
Burgos un pequeño templo
románico dedicado a un mártir cristiano procedente de Nicomedia de nombre
San Pantaleón. Los muros de
piedra del templo estaban destinados a guardar una reliquia: una ampolla de cristal con la sangre del mártir.