Para ascender hasta la
ermita hay que tomar aire. El
camino conduce, cuesta arriba, atravesando el pequeño
pueblo a orillas del
río Jerea hasta su original
portada. Construida en sillería, la figura de un
gigante -identificada como Atlante,
joven titán al que Zeus condenó a cargar sobre sus hombros el peso del
cielo- aparece grabada en una de las
columnas.