En la tapia de la iglesia se aprecia como un saliente que de alguna forma se asemeja a una escalera muy estrecha. Pues como tal lo usaba en alguna ocasión - cuando dejaba las llaves olvidadas, supongo - aquel cura del todavía nos podremos acordar alguno de los nacidos en San Quirce. De aquel cura con sotana, bonete y tonsura que se llamaba don Adolfo.
F.
F.