... Y sus gentes se marcharon, emigraron a otros lugares porque ese era su destino; otros se fueron para siempre. Y sus pequeñas propiedades, abandonadas, quedaron a merced de los efectos devastadores del olvido, del paso de los tiempos, de las lluvias de los vientos, del capricho de las condiciones afmosféricas. Sus casas se hundieron, como se aprecia en la imagen, dejando al descubierto la austeridad y la fotaleza de aquellas gentes que con sangre, sudor y lágrimas fueron capaces de levantar aquellas casas de adobe, entre cuyas paredes se quedaron para siempre tantas intimidades y secretos personales que conforman la existencia de cada ser humano, tantas historias de dolor y amor... Vaya mi recuerdo como homenaje especial a todas aquellas personas.
Yo se, estoy seguro de ello, que sobre esas ruinas algún día no lejano se podrán ver unas imágenes bien distintas, porque la historia se conforma de muchos ciclos con su principio y su fin; y en este querido pueblo, San Quirce, dejarán de verse imágenes como esta, de las que cada vez hay menos ciertamente.
Yo se, estoy seguro de ello, que sobre esas ruinas algún día no lejano se podrán ver unas imágenes bien distintas, porque la historia se conforma de muchos ciclos con su principio y su fin; y en este querido pueblo, San Quirce, dejarán de verse imágenes como esta, de las que cada vez hay menos ciertamente.