La villa de
Santa Gadea del Cid, surgida a la vera de las calzadas
romana y
medieval que se dirigían al Cantábrico, emana por sus cuatro costados una sugestiva atmósfera medieval. Rodeada de un recinto
amurallado y protegida por la silueta de una altiva fortaleza, el trazado original de sus
calles y sus bien conservadas
casas medievales evocan un denso pasado histórico en el que descuella la memoria de su importante
judería.