Los jóvenes íbamos durante los
carnavales con el
carro y el burro pidiendo por las
casas del
pueblo. Nos daban huevos, chorizos o dinero y luego nos tirábamos una semana de juerga.
Cada una de las madres se encargaba de preparar la merienda y allí nos reuníamos todos a pasar un buen rato.