Existen varias historias de cómo Arturo se hace poseedor de la mítica espada.
Al morir el rey Uther Pendragon, Merlín forjó en la isla de Ávalon (la isla de las hadas) una espada, Excálibur, y la clavó en una
piedra que estaba al lado de una
capilla de Londres. Esta es la versión recogida en el "Merlín" del francés Robert de Boron.
En "El ciclo de la Vulgata", se cuenta que Arturo había roto la espada Excálibur durante un combate. Merlín lo llevó a un
lago del cual surgió una bella
joven, la Dama del Lago, que tenía en su poder a Excálibur. Merlín le pidió dicha espada para su pupilo y ella se la entregó.