LA SECUOYA QUE QUISO SER
CIPRÉS
El ciprés del
claustro de Silos no es el único
árbol singular del
monasterio. Junto a la entrada barroca del monasterio, se encuentra una secuoya
gigante, de más de 33 metros de altura, que cuentan que llegó a
Burgos desde
Canadá, a finales del siglo XIX, en el interior de una patata.