Junto al
Arco de
San Juan se encuentra un
lavadero que se alimenta de la llamativa
Fuente Grande; un gran
pozo cuadrangular formado con buena
piedra de sillería y ocupado por un
agua cristalina. Parte del cauce de esta fuente está derivado para los usos del
monasterio. Se cuenta que esta fuente no se seca nunca, ni siquiera tras un uso intensivo en días de incendio