Aunque la fama se la lleva el
ciprés de su
claustro románico, junto a la entrada barroca del
Monasterio de
Santo Domingo de Silos se encuentra esta impresionante secuoya
gigante que llegó desde América a finales del siglo XIX en el interior de una patata.
Su altura supera los 33 metros y el perímetro del tronco en la base es de más de 7 metros.
Con más de 140 años de existencia, este
monumental ejemplar de secuoya gigante ha resistido, incluso, la caída de algún rayo y en más de una ocasión han anidado
cigüeñas en su copa.