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Uno de los pozos de petróleo ya clausurados, al fondo el pueblo, SARGENTES DE LA LORA

1900
La exploración hasta 1939

En 1900 comienza una primera exploración con dos pozos en Huidobro, zona con presencia de arenas asfálticas. Dichos pozos, de 40 y 500 metros de profundidad arrojarían los primeros indicios de la presencia del petróleo.

Durante los años veinte del pasado siglo, las prospecciones se intensificarían por parte de diferentes compañías. Los sondeos de Ozane, Cubillo del Rojo o Robredo Ahedo no terminarían de dar los resultados esperados a pesar del trabajo de diversos personajes como Rufino Duque por promover el interés de las autoridades por el futuro petrolífero de la zona.

No traería la década de los treinta mayores alegrías y los intentos, generalmente protagonizados por inversores privados, denotarían cierta inconsistencia en su planteamiento, fruto quizá de un todavía pobre conocimiento de la estructura geológica del subsuelo.
1939
Más interés que medios: la exploración entre 1939 y 1953

Tras la Guerra Civil y forzados por el aislamiento internacional que traería el alineamiento del régimen con las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, la iniciativa vendría de la mano de sector público. Aún cuando existía un interés claro en la búsqueda de un petróleo que ayudara a sostener un régimen autárquico, será esta misma pobreza y falta de recursos de los primeros años de la posguerra la que deje los intentos en poco más que anecdóticos.

El balance de esta etapa, hasta 1953, será de únicamente siete sondeos, de los que cinco aportarían indicios de petróleo.
1953
Llega el éxito: la búsqueda del petróleo entre 1953 y 1964

El deshielo de las relaciones internacionales, en especial con EEUU, traería un nuevo impulso a las prospecciones de petróleo en la provincia de Burgos.

Dos empresas de participación pública, CAMPSA y Valdebro; dos españolas de capital privado, CIEPSA y COPISA y posteriormente la norteamericana Amoseas (gracias a la Ley de Hidrocarburos de 1958, que liberalizaría el sector) se lanzaron a la búsqueda del oro negro.

La entrada de tecnología extranjera, tanto para la prospección como para la realización de estudios geológicos, disparará el ritmo de prospecciones hasta casi cuatro por año. La profundidad de los sondeos es sustancialmente mayor, llegándose a los 3.390 en el sondeo de Valdelucio. Finalmente, los esfuerzos dan recompensa: el 6 de junio de 1964, a las 11:45, el petróleo surge en el pozo de Ayoluengo-1 desatando la alegría no sólo en la provincia sino en toda España.

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A finales del mismo año el mismo Diario de Burgos titulaba en primera página:”El Ministerio de Industria informa al Gobierno de que el campo petrolífero de Ayoluengo puede ser de estimable importancia”.
1964
La exploración petrolífera durante las siguientes décadas

La realización de sondeos prosigue en años posteriores con mayor intensidad, de la mano sobre todo de AMOSPAIN, la cual copa tanto los sondeos de exploración como los de explotación realizados en el campo de Ayoluengo.

Con la prometida riqueza llegan las primeras quejas, la idea de construir una refinería en Vizcaya para procesar la futura producción petrolífera topa con las protestas de quienes creen que se les quiere arrebatar la ansiada riqueza. No sólo aparecen pintadas y pancartas reclamando una refinería en Castilla, sino que el mismísimo arzobispo de Zaragoza declarará que despojar a Castilla de la riqueza que aún se piensa que esconde su subsuelo “constituye un abuso de poder del capitalismo bancario”.

Sin embargo, dos factores habrán de echar por tierra las ilusiones depositadas en el yacimiento burgalés:

Los análisis del crudo hechos en la refinería de Escombreras confirma que su alto contenido en vanadio impide su destilación.
Las prospecciones, que han cubierto ya todos los puntos prometedores de la provincia, confirman que el campo de Ayoluengo es la anécdota y no la norma. No hay en Burgos ese gran mar de petróleo que se prometía.

Ante la realidad, las prospecciones decaen de forma importante en años posteriores. En la década de los setenta, en plena crisis energética, únicamente se harán 14 sondeos.

Las décadas posteriores confirmarán que nadie espera encontrar riqueza petrolífera en la zona, 20 sondeos en los ochenta y 3 en los noventa darán por concluida la aventura de lo que algunos, en pleno éxtasis, llegaron a pronosticar que sería el “nuevo Oklahoma español”.