Su
iglesia, mezcla armoniosa de estilos, está dedicada a
San Nicolás de Bari. El conjunto es renacentista, de una nave de 240 m² y 15 de altura en cabecera, en la que hay
arcos y
bóvedas estriadas de
piedra. El cuerpo anterior, más bajo, tiene artesonado mudéjar policromado con figuras, del siglo XV, el mejor de la provincia.
Su
ábside es rectangular con contrafuertes hasta el
alero. La
portada es
románica con
arco de medio punto con impostas y arquivoltas con punta de diamante y canes decorados en tejaroz, conservando (haciendo atrio) las ocho
columnas con
capiteles del antiguo
pórtico abierto. Y su
torre es cuadrada, amplia, con canes en alero, con ocho huecos y dos
campanas. Es B. I. C. desde el 9 de julio de 1964.
La
pila es de copa lisa con borde moldurado con base y pie cilíndricos; y el
retablo mayor es clasicista, de Francisco de Logroño en 1570
Tuvo otro magnífico retablo del siglo XVI, dedicado a
Santa Ana, que figura ahora en el
Museo Larreta de
Arte español de Buenos Aires. Están intentando conseguir una réplica para colocar en algún lugar de la iglesia en recuerdo del anterior.
Tiene una hermosa barandilla
gótica de subida al
coro y un encantador
púlpito con calados góticos. Hay también vestigios mudéjares.
Sus libros parroquiales comienzan en el año 1585.
Hay una
ermita, dedicada a San Bartolomé
En sus tierras tuvo lugar una sangrienta batalla entre las tropas de Fernán González y los moros.
Y es tierra de yacimientos arqueológicos, ya que están catalogados: uno de la cultura Campaniforme, uno
Romano, uno
Medieval y tres de época sin determinar; y, además, uno posiblemente de la Edad del Bronce